Juego al fútbol y soy el 10

Yo soy Juan, y aunque no siempre atiendo lo que conversan de mi, lo que más escucho a mi alrededor es que tengo autismo? Y no sé que es.

Ahora, que estoy grande, ya cumplí 6 años, supongo que tiene que ver con que no me gusta hablar, sí cantar y tararear o decir mamá, pero después, prefiero mostrarles lo que quiero, o llevarlos de la mano y listo.

Ahora todo lo que empiezo a hacer por mi cuenta los pone a todos muy contentos, pero yo siempre estoy contento, soy feliz, nunca me duele nada y me encanta la calle, la plaza, las hamacas y sobre todo: caminar

Este año, como parece que ninguna escuela tiene un lugar para mí y yo debería ya estar cursando algún nivel, mi abuela, que vive buscando ideas, me anoto, después de varias idas y venidas, en una escuelita de fútbol. Es más, el coordinador, cuando se enteró de eso: autismo, no nos quiso cobrar. Le dijo a mi abuela que me lleve con los demás chicos y me integrara. Tampoco sé que es integrar. Lo que sí entendí es que dijo que yo era bienvenido.

Así que ahora, además del Centro de día, todas las mañanas, voy dos veces por semanas con la camiseta de Meccí, la del número 10 o de Forlán, porque mi abuela es uruguaya, a la escuelita de fútbol.

Y aunque al principio no me gustaba eso de correr, alrededor, con todos los demás, “calentamos” dicen, y ponerme en una fila para patear al arco cuando es mi turno, ya me estoy dando cuenta de que “nos pasamos” la pelota.

Bueno, anoche, era una hermosa noche y frente a mi casa hay plazas, y como no era muy tarde y mi mamá no quiere que me duerma muy temprano porque sino después me levanto al alba, mi abuela me llevó a la plaza, nos sentamos en un banco, solo había un grupo de muchachos grandes, de esos que la gente les tiene un poco de miedo.

Unos charlaban y jugaban con una netbook, dos estaban jugando un “picadito” de pelota, sentado con mi abuela, ella tomaba el fresco y yo miraba, quizá como hago siempre, un poco sin ver, a los muchachos, tiraban pelota baja, al ras. En eso un tiro se les desvió y se fue lejos, hacia el frente de nosotros, mi abuela me dijo,

-Dale Juan, la pelota, anda a buscarla…

Me levanté y corrí, pero el muchacho aunque estaba más lejos llegó al mismo tiempo que yo, me paré y lo miré. Entonces el me dijo:

-Bueno, dale, pateá vos…

Y lo hice, con la punta del pie la levanté y … la mandé lejos….

Mi abuela aplaudía y llamó por el celular a mi mamá para contarle.

También le preguntó al muchacho si me lo había indicado…

¡Toda interacción con los grandes tuve!, no?

Yo me sentí muy bien, es la primera vez que me hablan y juego a la pelota con esos muchachos grandes que andan de noche y medio dan miedo… como dicen por mi barrio.

Yo no creo que den miedo, porque ahora juego pelota con ellos….

 

 

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