La vida adulta nos llega a todos, de este modo según vamos creciendo y haciéndonos mayores, nuestros padres se van planteando las típicas preguntas “¿Nuestro hijo/a estudiará en la Universidad?”, “¿En qué trabajará?”, “¿Tendrá problemas de salud?”…

Estas mismas preguntas les surgen también a las familias de las personas con Trastorno Generalizado de Desarrollo. A continuación ofreceremos algunas respuestas y cómo estos padres pueden ir preparando a sus hijos para estas nuevas experiencias y etapas de su vida.

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En primer lugar, es necesario indicar que por ahora son escasas las investigaciones acerca de la evolución y la vida adulta de las personas con Autismo, sobre todo a partir de los 50 años de edad, teniendo muchas de estas investigaciones una baja fiabilidad.

Así mismo, y como siempre que hablamos de Autismo, es necesario aclarar que el desarrollo y evolución de cada persona es diferente, por lo que no podemos hablar de un modo generalista y por lo cual es también necesario ver a cada caso en particular. Por ello, la primera recomendación es que cada familia se asesore de manera personal a través de los profesionales que trabajan con su hijo/a y a quien conocen de manera directa. No obstante, algunas consideraciones son las siguientes.

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Las personas con Autismo que presentan un mayor nivel cognitivo y que no presentan otro tipo de patología asociada, es más probable que logren alcanzar una vida adulta normalizada y autónoma, con trabajo, pareja e incluso hijos. En este sentido, hay estudios del año 2009 según los cuales existe un 43% de personas con TEA que, en ese momento, estaban estudiando o trabajando.

Sin embargo, investigaciones más recientes reflejan que en estas personas con un Autismo de alto funcionamiento, es más probable que aparezcan otras comorbilidades como depresión y ansiedad, surgiendo éstas durante la etapa de transición a la vida adulta. Así pues, con el objetivo de prevenir o paliar este tipo de patologías es conveniente realizar seguimientos de carácter psicológico que vayan aportando a estas personas las herramientas necesarias para poder ir superando los retos que les deparará su día a día, retos relacionados sobre todo con aspectos sociales.

Por otro lado, en las personas con Autismo más afectadas vamos a encontrar diferentes grados de dependencia y con necesidades muy variadas. Algunos datos concretos indican que un 48% de estas personas viven en el hogar familiar y que un 50% no participa en ningún programa educativo o de fomento del empleo.
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Finalmente, a nivel sanitario las investigaciones, aunque encuentran que existe un elevado porcentaje de discapacidad intelectual asociada, expresan que en la actualidad son más frecuentes los trastornos de conducta, apuntando incluso que aproximadamente el 50% de las personas con autismo presentan este tipo de problemas en algún momento de su vida. Además, hay un 40% de patología orgánica detectada como por ejemplo infecciones, otitis, alteraciones visuales, alteraciones hormonales (algunas mujeres con Autismo tienen un síndrome premenstrual muy marcado), patología digestiva (alteraciones del ritmo intestinal, diarrea, estreñimiento, etc.) trastornos alimentación, de sueño, problemas dermatológicos, TDAH, epilepsia, etc. También se encuentran problemas de movilidad. Respecto a la epilepsia cabe mencionar que su presencia e inicio es más probable en la infancia y en edades tempranas de la vida adulta, disminuyendo su incidencia con la edad.

Ante todo esto es evidente la necesidad de un mayor número de estudios, de formación profesional especializada así como un aumento de los recursos para atender a esta población, que al igual que nosotros, se va haciendo mayor.

Laura Hijosa Torices
Psicóloga
Federación Autismo Madrid

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