La Psicopedagoga Juana María Hernández, que forma parte del Equipo Específico de Alteraciones Graves del Desarrollo de la Comuinidad de Madrid, equipo encargado de decidir si un niño con TEA puede ser escolarizado en un centro ordinario o en un centro de educación especial, participó en las II Jornadas Por Dereito, celebradas el pasado 25 de mayo en Pontevedra, sobre  «Herramientas para la Inclusión 2013» y, durante su intervención, Juana María reflexionó sobre la inclusión educativa y explicó cuales deben ser los pilares en los que se debe apoyar para que pueda llevarse a cabo de forma real y efectiva.

Esta profesional asegura que la inclusión, además de ser un derecho incluído en la Convención de las Naciones Unidas, es «el mejor tratamiento que podemos dar a las personas con TEA de cara a su desarrollo y a su calidad de vida, siendo también positivo para el resto de alumnos» y que «una escuela que respalda con equidad a las personas con TEA responde a la diversidad del alumnado con o sin discapacidad«. Así mismo, cree que la Administración tiene que hacer un esfuerzo por evaluar, consolidar, generalizar y cerrar la fase experimental, que dura ya once años, de un plan que se ha visto que da muy buenos resultados.

En este video podéis ver íntegramente su intervención.

Otro dato a recordar es que en la Comunidad de Madrid 675 niños y niñas con TEA se encuentran escolarizadas en Colegios de Educación Especial, 500 asisten a Colegios de Escolarización Preferente para Alumnado con TGD y 2.187 acuden a colegios ordinarios con apoyo.

¿Cómo  podemos conseguir una inclusión educativa real y efectiva?

Juana María Hernández asegura que la experiencia ha demostrado que  la generalización de las rutinas, de las actividades muy pautadas, la enseñanza de habilidades sociales y la utilización de claves visuales en el aprendizaje resulta muy positivo para todo el alumnado, no sólo para los alumnos con TEA.

Así mismo, la profesional nos explica cuáles son los indicadores de calidad educativa para las personas con Autismo, encontrando entre ellos:

  • Modelos de calidad de vida que favorezcan la independencia, la relación social, el bienestar emocional, a participación en la vida de comunidad y la autodeterminación.
  • Una práctica basada en la evidencia. Está comprobado que la intervención es eficaz si hay resultados personales significativos y generalizados, siendo necesario proporcionar los apoyos necesarios en el contexto natural de la persona para asegurar la funcionalidad de los aprendizajes, de ahí la necesidad de una escuela inclusiva.
  • Buenas prácticas a pesar de la crisis.

Para la Psicopedagoga inclusión significa:

  1. Presencia en los centros ordinarios sin que ello signifique perder los apoyos necesarios (tanto materiales como personales). Esta presencia también implica una adaptación de entornos en todos los espacios del colegio incluso en el patio, que a menudo resulta fuente de conflictos y discriminaciones para los niños con TEA. En este sentido, los programas de patio, incluidos en el Plan de Convivencia, deben incluir normas de actuación, de organización así como la función de los profesores, también deben promover el juego compartido y dirigido y que estos juegos surjan de los intereses de los alumnos y de las modas del momento, además es importante ensayar estas actuaciones previamente con los alumnos. Por todo ello, la presencia de un Aula TGD debe afectar al centro, a su organización y a las aulas de referencia.
  2. Aprendizaje: siendo imprescindible eliminar algunas barreras como los entornos no predecibles, cambiantes y sin anticipación, los espacios poco definidos y con escasa estructuración ambiental, los tiempos de espera en inactividad, el gran número de estímulos ambientales, la eliminación de contenidos curriculares, la escasez de apoyos visuales, la necesidad de una enseñanza más incidental, etc. En este sentido Juana María propone que la flexibilización del curriculum pueden llevarse a cabo mediante apoyos visuales y la utilización de las nuevas tecnologías. En estos tiempos la metodología de la enseñanza debe poder adaptarse y adecuarse a los alumnos.
  3. Participación: La escuela tiene una función social ineludible, función que se debe utilizar para que las personas con TEA aprendan a establecer relaciones a través del aprendizaje de habilidades sociales, que aprendan con el otro eliminando barreras sociales de no relación, no aceptación, acoso, falta de experiencias compartidas, etc. Es por tanto función de los profesores acercar a los alumnos, siendo también muy importante implicar, de forma coordinada, a las familias, a los equipos directivos, al profesorado y al resto de los alumnos.  Es necesario lograr que todos se impliquen para que los niños con TEA puedan desarrollar su máximo potencial y conseguir que sean incluídos en todas las actividades del aula, del centro y de la sociedad.

Laura Hijosa Torices

Psicóloga de la Federación Autismo Madrid

 

 

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