Os transcribimos la interesante entrevista realizada a Anabel Cornago por  la revista abcdelbebe.com de Colombia y publicada por en El Tiempo, el periódico más vendido y leído en ese país.

Anabel Cornago es licenciada en ciencias de la información y la mamá de Erik, un niño al que le diagnosticaron autismo Kanner infantil a los 3 años. Desde entonces, esta mujer se dedicó a la estimulación de su hijo, quien hoy, a sus 9 años, ha logrado grandes avances.

Gracias a la experiencia recopilada, Cornago lanzó recientemente en España el Manual de juego para niños con autismo, ampliamente divulgado. Ha participado con ponencias y talleres en congresos internacionales en diferentes ciudades de Europa y en México. Su experiencia puede servir de guía para que otros padres lo intenten.

  •  ¿Por qué es tan difícil interactuar con un niño con autismo?

El autismo es un síndrome que implica dificultades –no incapacidad– en la comunicación, en la percepción y en la conducta. El desarrollo de un niño con autismo es diferente, lo cual no significa que no pueda aprender. Para los padres, en un principio, todo es nuevo. Se debe trabajar en sus habilidades para que cada vez se sienta más autosuficiente, y en sus déficits para ir eliminando sus frustraciones.

  • ¿Por qué un manual de juego?

Uno de los aspectos más importantes en el desarrollo infantil es el juego. Junto con el movimiento, es una expresión vital del ser humano. Por medio de él nos relacionamos con el entorno, aprendemos, socializamos y potenciamos creatividad e imaginación. El juego es, además, una experiencia positiva con la que pasamos momentos muy divertidos.
Recuerdo cuando Erik era pequeñito: sacaba de una en una las cucharas amarillas de un cajón y las iba colocando de forma equidistante sobre la mesa de la cocina. Mientras, nosotros nos preguntábamos qué podíamos hacer para lograr la interacción con Erik, cómo podíamos jugar con él.

  • ¿Cómo?

Nos pusimos en marcha, desarrollando estrategias de interacción básica, copiando sus movimientos para introducir nuevas ideas, enseñándole a imitar, aprovechando sus intereses, preparando guiones, fomentando su atención, desarrollando sus conocimientos y, sobre todo, aprendiendo y disfrutando juntos, horas y horas, de forma estructurada primero, para flexibilizarlo después.
Tendría Erik cuatro años y medio cuando, en la cocina, despegó una botella de plástico vacía tras haber iniciado una cuenta atrás. Sí, mi pequeño imaginaba una nave espacial con ella, tanto es así que la aterrizó sobre la mesa blanca: la luna. ¿Cómo describir mi felicidad ante tal juego simbólico?

  • ¿Qué tiene el manual?

El manual recoge tanto las formas iniciales de intervención para lograr la interacción, como todas las estrategias que se pueden seguir después para conformar una conducta de juego adecuada, solo como con otros niños.
La interacción social limitada –si no se estimula– es una de las características del autismo. Para nosotros fue muy importante conocer qué le gustaba a Erik.
El juego interactivo puede ser una manera útil y divertida de ayudar al niño a compartir intereses, a mirar, a escuchar y a tomar turnos.
El adulto es el primer juguete del niño, por eso es tan importante hacer juegos sencillos, con pequeñas rutinas, mucha mímica y gestos.

  • ¿Cómo jugar con niños pequeños con autismo?

Comenzar con juegos sensomotrices (muy importante trabajar el tacto, el contacto corporal y la coordinación óculomanual) además de fomentar la imitación, que es la base de todo aprendizaje.
Imitar en un principio sus juegos e irlos dotando de sentido con pequeñas pautas estructuradas. Al haber establecido las bases de interacción, después nos será más sencillo lograr que el niño nos imite a nosotros y, a partir de ahí, ir avanzando en producción de lenguaje y juego funcional.

Puedes imitar sus sonidos, copiar las acciones que realice al explorar un objeto, unirte a él cuando anda, salta, corretea, pero, a la vez, introduces tú algún sonido, palabra o actividad nuevos y adecuados a la situación.
También ha sido importante involucrarlo en actividades cotidianas en las que me puede ayudar, como por ejemplo meter la ropa en la lavadora.

  • ¿Con qué captar la atención de los niños con autismo?

Cada niño es un mundo, por eso es fundamental utilizar sus intereses. En el caso de Erik, por ejemplo, le hemos sacado mucho partido a su interés por tuberías, objetos que giran, los Lego, trenes, los rompecabezas, el universo, dibujar. Grandes aliados fueron también la plastilina, las pompas de jabón, la espuma de afeitar, pintura de dedos, arena, barros, espaguetis cocidos, arroces o pasta pintados. La primera etapa del juego con juguetes es aprender a utilizarlos con causa y efecto.

  • ¿Cómo hacer para que estos niños jueguen con otros?

Una vez que Erik ya iba dominando el juego con nosotros, dimos un nuevo paso muy importante: el juego con otro niño en ambiente estructurado dirigido por un adulto. Es conveniente que el niño que juegue con nuestro hijo sea un poquito mayor y esté muy motivado.
Es gradual. Primero jugábamos en las habitaciones de la casa, después en el parque infantil o en la casa del otro niño, además de la guardería, donde se irían sumando poco a poco más niños. Durante casi dos años dediqué dos horas semanales en la guardería para mejorar la interacción, la socialización y la conducta de juego de Erik.

  • ¿Qué hacer? 10 consejos:
  1. Ignorar ciertos comportamientos del niño con autismo y reconducirlos hacia conductas positivas.
  2. Utilizar el sistema ‘sandwich’, es decir, comenzar con algo que el niño domine para que tenga seguridad, después pasar a trabajar algo nuevo y terminar de nuevo con algo que el niño domine. Así tendremos siempre experiencia positiva y motivación para la siguiente sesión.
  3. Disfrutar cada momento de trabajo compartido, y siempre pasarlo muy bien juntos.
  4. Mantener una visión positiva y creer en el niño: no olvidemos que se esfuerza a diario.
  5. Estimular: orientarlo, ayudarlo y ofrecerle alternativas cuando le falte iniciativa. Anticipar y usar apoyos visuales.
  6. Aprovechar sus intereses para sacarles todo el partido posible e irlos ampliando con la incorporación poco a poco de cosas nuevas.
  7. Trabajar a diario o con un horario determinado, de forma estructurada, con objetivos muy claros y divididos en pequeños pasos.
  8. Variar la frecuencia de triunfos y derrotas para que mejore su frustración al perder: “unas veces se gana otras se pierde”, “si te enfadas al perder, se estropea el juego”.
  9. Dejar que el niño lleve la ‘dirección’ del juego, para que se sienta protagonista y responsable. Equivocarse, para que él corrija.
  10. Hacer juegos que permitan establecer turnos: unos que fomenten la interpretación de roles para mejorar la fantasía y otros que incorporen lenguaje para continuar con su desarrollo comunicativo.

Entrevista realizada por  Andrea Forero Aguirre

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