Mar González concluye que lo relevante y más necesario es PENSAR, REFLEXIONAR y DISEÑAR proyectos educativos en los que la inclusión no sea un producto final, si no un proceso continuo de reflexión y análisis.
Durante las IV Jornadas Autismo Madrid Sur, organizadas por la Federación Autismo Madrid y celebradas en Alcorcón (Madrid) el 12 de diciembre de 2013, Mar González Noriega puso sobre la mesa sus inquietudes y su análisis sobre cuáles son las principales necesidades educativas del alumnado con Trastorno del Espectro del Autismo de la Comunidad de Madrid. Mar González es psicóloga y profesora de la Universidad Villanueva, ha escrito varios libros sobre discapacidad y es experta en detección, metodología y formas de trabajo con los alumnos con discapacidad.
A continuación podéis ver su ponencia completa:
Mar Gonzalez comenzó su ponencia partiendo de la realidad estadística del alumnado y su distribución a lo largo de las diferentes etapas y modalidades educativas, informando que de todos los centros educativos ordinarios de la Comunidad de Madrid, sólo un 9% de ellos es preferente para alumnado de Educación Primaria con TEA y un 5% preferente para alumnado de Educación Secundaria también con TEA; Además, Mar plantea la pregunta de si estos centros son realmente preferentes, si están preparados para serlo con eficacia y calidad, y si son realmente inclusivos.
Explica también que un considerable porcentaje de estos centros preferentes son también centros bilingües y se pregunta si han conciliado bien la oferta educativa propuesta para el alumnado con TEA y el bilingüismo.
La experta continúa analizando qué necesita un alumno con TEA, y la respuesta es sencilla: necesita lo mismo que cualquier otro alumno, es decir, igualdad de oportunidades, una educación de calidad y asegurar su participación en el sistema educativo.
Para que todo ello se dé, se necesita una gran reflexión por parte de los centros para identificar si esto se da o si, por el contrario, se están manteniendo las barreras de accesibilidad (arquitectónicas y comunicativas), no ofreciendo así al alumnado ningún diseño universal.
Otras cuestiones que se plantea la profesora giran en torno a la suficiencia o no de la dotación de recursos, tanto materiales como personales, en torno a la formación de toda la comunidad educativa (desde directores, profesores hasta personal de comedor, administración, conserjería, etc.) y en torno al grado de sensibilización del alumnado, los profesionales, las familias, etc.
También considera importante dar respuesta a la pregunta “¿Cuál es la respuesta educativa que se ofrece a este tipo de alumnado?” y la solución es también sencilla, bastaría con tener en cuenta y analizar qué es lo que desde cada centro se quiere enseñar a los alumnos.
Tras exponer todas estas cuestiones e inquietudes, Mar González concluye que lo relevante y más necesario es PENSAR, REFLEXIONAR y DISEÑAR proyectos educativos en los que la inclusión no sea un producto final, si no un proceso continuo de reflexión y análisis.