Hace pocos días se ha celebrado en Valencia, una jornada sobre Alimentación y Autismo, de la  que nos hemos hecho eco en nuestra web gracias a las impresiones escritas de  Menchu Gallego  que estuvo presente como madre y como ponente.

Hoy hemos recogido este post del blog de J.R. Alonso que nos da una serie de normas.  Al final, pide comentarios. Creemos que muchos padres tienen mucho que decir.

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La mesa del comedor puede ser territorio comanche para un niño con necesidades especiales. Las familias y los profesionales sienten a menudo que ya no saben qué probar para conseguir introducir nuevos alimentos, para mantener una dieta equilibrada. Se calcula que el 70% de los padres de niños con TEA señalan que come menos variedad de alimentos de lo que ellos querrían y a menudo esas tendencias se mantienen en la adolescencia y en la vida adulta.

Los niños con TEA pueden tener los siguientes problemas:

  • Ansia por una comida determinada.
  • Poca variedad en los alimentos que consumen.
  • Mal comportamiento en las comidas.
  • Rechazo sistemático a la comida.
  • Manías sobre la presentación de la comida.
  • “Rumiar” los alimentos.
  • Sensibilidad con las texturas de algún plato.

Para algunos afortunados éste no es un tema pero para muchos es uno de los más incómodos del día a día, donde también se pueden mezclar temas de ansiedad, problemas sensoriales y la propia inflexibilidad y apego a las rutinas establecidas del niño, así que vamos a intentar plantear algunos consejos generales bajo la idea general que cada niño es un mundo, que no hay “balas” mágicas y mucho menos soluciones que valgan para todo. Estas son algunas ideas:

  1. Excluye alergias y problemas médicos. Algunas veces el niño evita un alimento porque no le sienta bien, le genera molestias o por algún problema en la boca. Puede ser complicado si el niño no es capaz de describir lo que le pasa. Así que antes de que vayas a hacer un cambio profundo en la dieta, consulta con el pediatra y, como regla general, es mejor ir paso a paso.
  2. No dejes que la comida se convierta en un conflicto familiar. Es algo difícil pero también son difíciles muchas de las cosas de la vida cotidiana y no hay que convertirlas en una pelea donde todo el mundo acabe física y emocionalmente exhausto. Pactar los dos padres cómo lo vais a hacer y que luego no se ponga la abuela a protestar o la madre a criticar al padre delante del niño. Sois un equipo y un equipo nunca discute fuera del vestuario. Si el niño se enrabieta con la comida ni se la cambies ni te enfades ni le hagas más mimos de la cuenta. Mantente neutro y que se vaya calmando. Tómalo como un reto donde vas a conseguir logros poco a poco y donde el buen humor es un magnífico aliado.
  3. Controla el escenario. Se come y se cena en la mesa. Sentado. No es sencillo introducir un nuevo plato pero es mucho más difícil si el niño está corriendo o saltando de la silla al televisor. Ponle en un sitio que ayude a que el niño se centre en la comida que es de lo que va la cosa en ese momento. Elimina las distracciones. Algunos niños se sienten abrumados si hay mucha gente a la hora de la comida. Eso puede ser un problema si almuerza en el comedor de la escuela. En algunos casos funciona hablar con la gente del comedor y que pueda comer un poco antes o un poco después o que pueda comer en un pequeño grupo, ya sean los camareros del comedor, con un muchacho que ayuda en las actividades de la tarde o incluso con un pequeño grupo de alumnos en un aula. No asumas de partida que la respuesta va a ser no. El mundo está lleno de gente amable y sensible. En casa, establece con claridad las horas de las comidas, el lugar de las comidas y la duración de las comidas.
  4. Ten paciencia. Sí, lo decimos siempre y es más fácil decirlo que hacerlo, pero realmente mejorar en las comidas es algo que lleva tiempo. Se calcula que incluso los niños que no tienen un TEA necesitan en torno a 12 intentos de introducir un plato nuevo antes de que realmente lo prueben. Así que la mayoría de los padres, incluso con niños que no están en el espectro, tiran la toalla con muchos alimentos. El consejo aquí es que sigas llevando alimentos nuevos, sigas poniéndolos en el plato del niño, sigas colocándolo en un sitio de la mesa donde los vea. Como cualquier otro niño, algunos responden a ver qué es lo que papá come. Cuánto más familiarizado esté con la comida, más posibilidades hay de que la pruebe. Ten un poco de manga ancha con que pueda tocar, oler o lamer el alimento nuevo, eso puede ayudar.
  5. El hambre ayuda. Oí una conferencia donde explicaba que si llegabas de náufrago a una isla desierta y solo había lombrices de tierra, terminabas comiendo lombrices. Pero si había la mitad del alimento que necesitabas, comías eso e ibas perdiendo peso día a día pero no comías nunca una lombriz. Si está bien hidratado y no tiene un problema grave de desnutrición, puedes probar eso que nos hacían nuestras madres de ponernos tres veces el mismo plato de lentejas o nada.
  6. Las pequeñas trampas están permitidas. Busca formas nuevas de introducir nuevos alimentos o añadir más nutrientes. Muchos niños con autismo son increíblemente hábiles para distinguir si esas patatas fritas son de la marca que a ellos les gusta pero con sus platos favoritos es posible que estén dispuestos a “dar de paso” algunas cosas. Si su plato favorito es la hamburguesa, nuevos sabores pueden ir entrando escondidos poco a poco dentro del envoltorio de pan.
  7. Remarca los progresos. Como con cualquier otro niño, los padres podemos negociar. “Si tomas solo este poquito” luego te puedes comer eso que es lo que a ti te gusta. Puedes usar dibujos o la propia comida para ir marcando etapas. Puedes ir paso a paso, la comida primero aparece en la mesa, luego en su plato, luego la tiene que oler, luego la puede lamer, luego la puede meter en la boca y si no quiere la puede echar… No hay una norma fija, cada niño es eso, un niño diferente. Nadie lo hace mejor que tú ni le conoce mejor que tú.
  8. Dale opciones. Supón que quieres que aumente la verdura que come. Puedes darle tres opciones: ensalada, zanahorias o guisantes. Puedes poner una bandeja variada en la mesa y que elija lo que prefiera. Todos tenemos preferencias en la comida y al menos algo (¡el hígado!) que nos negamos a comer. Recuerda: lo importante es que su dieta sea variada y sana, no que coma absolutamente de todo.
  9. Juega. Imagínate que su plato favorito son los macarrones con tomate. Dile que esta noche hay un ingrediente misterioso que hay que intentar descubrir según se va probando. Puedes dibujar caras en la pizza, puedes hacer que su comida favorita tenga otro color (con lo que aumentará su rango de cosas aceptables). Los moldes con formas, esos otros chismes metálicos que se usan para recortar galletas con un dibujo, puedes incorporarlos en la comida cotidiana. Las historias de un alimento mágico pueden también iniciar un camino.
  10. Presenta la comida de una manera fácil. Algunos niños tienen dificultades no con un sabor determinado sino con otro aspecto del alimento. Por ejemplo, puede ser un tomate cherry que pasa de ser algo sólido a convertirse en algo viscoso al morderlo. Ese cambio de textura puede ser el problema y es algo fácil de evitar machacándolo o triturándolo.
  11. No te pases. No te pases con las recompensas. Tiene que comer la comida porque es comida no porque después puede comer helado. No te pases con la batidora. Quieres que coma más cosas, no que solo coma purés toda la vida. Puede ser una buena estrategia si es muy difícil introducir un nuevo alimento, mezclarlo hasta que sea indistinguible de otro que le gusta e ir aumentando poco a poco la proporción, pero luego tienes que ir trabajando también las texturas (ir dejando pequeños trozos) hasta que puedas llegar al alimento original.
  12. Ten cuidado con las dietas. Bastantes familias dicen que han visto una mejoría tras pasarse a una dieta libre de gluten y/o libre de caseína. Hoy no voy a hablar de estas dietas, pero ten cuidado, haz una vigilancia en colaboración con su pediatra o nutricionista para que el niño tenga cubiertas sus necesidades nutricionales.
  13. Aprovecha su tema favorito, aprovecha su interés por conocer datos. Bastantes muchachos con asperger o autismo de alto funcionamiento tienen interés por información en sentido amplio. Puedes hablarle de la pirámide alimenticia e ir incorporando alimentos que encajen, que él sea el encargado de proponer alimentos para su pirámide alimenticia.
  14. Comparte. En todos estas cosas siempre es importante saber que no estás solo/a. Este blog intenta modestamente colaborar en este sentido. Una buena idea es compartir recetas con otras familias con hijos con TEA o pequeñas estrategias de éxito.

Me encantaría oír en el blog consejos e historias que os hayan funcionado.

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