Vancouver, Canadá (AFP). Científicos estadounidenses investigan las interacciones entre los genes y el ambiente que pueden llevar al autismo, lo cual ayudará a comprender este complejo síndrome de la infancia, según estudios presentados en un foro internacional en Vancouver. Una de las conclusiones que se trataron en La Conferencia anual fue un estudio realizado con ratones, del cual se pudo deducir:
Los experimentos en ratones realizados por Janine LaSalle, una inmunóloga de la Universidad de California en Davis (oeste), han demostrado que un ignifugante comercial (un producto retardante del fuego) tiene efectos en el desarrollo del cerebro y la función cognitiva de estos animales similares a los de autismo.
Este producto contra el fuego está presente en los equipos electrónicos, las alfombras, los muebles y la ropa de cama.
Para este experimento, LaSalle creó un modelo de ratón genéticamente predispuesto al síndrome de Rett, un trastorno neurológico que afecta a las niñas y está asociado con el autismo.
La investigadora logró determinar si una exposición a este producto contra el fuego, en dosis comparables a las que la población está expuesta, puede provocar síntomas similares.
Los ratones hembra fueron sometidos a esta sustancia antes de su concepción (a través de su madre), en la etapa fetal y durante la lactancia. Luego se les hicieron pruebas en edad adulta para medir los efectos a largo plazo de la sustancia.
Los resultados mostraron que la exposición tenía «un impacto negativo en la sociabilidad, la capacidad de aprendizaje y el crecimiento» de estos animales, dijo LaSalle en Vancouver.
Pat Levitt, un neurocientífico de la Universidad del Sur de California y experto en autismo, demostró por su parte que estar expuesto al benzopireno de los gases de escape de los motores diesel reduce la producción de metionina, una proteína esencial para la comunicación de las neuronas.