Para muchas familias de niños y niñas con autismo este puede ser un momento muy temido. Para que podáis normalizar y disfrutar de la comida con vuestros hijos e hijas, hoy queremos plantearos los consejos que nos ofrece la psicóloga de la Federación Autismo Madrid, Laura Hijosa Torices. Estos consejos forman parte de un artículo que, elaborado por la periodista Purificación León, ha sido difundido en diferentes medios de comunicación a través del departamento de reportajes de la Agencia EFE.

LA ALIMENTACIÓN DE LAS PERSONAS CON AUTISMO

Los niños con trastornos del espectro del Autismo (TEA)  tienen dificultades para la flexibilización mental, por lo que les cuesta aceptar cambios en las rutinas y acontecimientos novedosos o imprevistos. Todos estos rasgos pueden influir en sus hábitos de alimentación, de modo que, según apunta Laura,  «nos podemos encontrar con un rechazo hacia un determinado tipo de alimento, hacia ciertos utensilios o hacia las novedades en la rutina, entre otras cosas”.

Antes de nada es  muy importante determinar  si existen intolerancias, alergias o alteraciones gastrointestinales, además de tener en cuenta si existe un adecuado patrón de masticación y de deglución. También es esencial determinar la cantidad de alimento que la persona necestia ya que no todos comemos en igual medida.

Evidentemente todas las personas no son iguales y, en el caso de los niños con autismo,  el perfil también puede ser muy heterogéneo. Podemos encontrar niños que comen con ansia, otros que se niegan a comer alimentos sólidos, algunos que sólo aceptan determinadas comidas, o los que lloran y tienen pataletas a la hora de comer, entre otras dificultades relacionadas con la alimentación.

TRUCOS ÚTILES A LA HORA DE COMER

Laura Hijosa asegura que  es imprescindible  mantener una rutina estable. “Por supuesto, esto es al principio, ya que el objetivo es normalizar la situación”.  Y añade, en este sentido, que   «como en cualquier otro aprendizaje, es importante proporcionarles la seguridad necesaria, facilitarles la comprensión de la situación, disminuir la ansidedad y enseñarles cómo actuar».

El uso de fotografías, pictogramas o dibujos puede resultar positivo para anticipar que ha llegado el momento de comer y que hay que colaborar en la colocación de las cosas y sentarse a la mesa. «También puede ser interesante utilizarlos para indicar cuál va a ser el menú e ir tachando o quitando lo que ya se ha terminado», recomienda nuestra psicóloga.

Otro de sus consejos es comenzar con el plato menos apetecible para el niño y acabar con el favorito. “Al final de la comida se le puede premiar por el esfuerzo con una actividad que al niño le guste”.

En el caso de que sea necesario introducir alguna modificación en la rutina establecida, por ejemplo, ir a comer a otro sitio, “es muy importante informar con anterioridad de este hecho y explicar, incluso con fotos, qué va a suceder, dónde van a ir y con quién”, nos recomienda Laura.

Por otro lado, a la hora de introducir alimentos nuevos,  aconseja empezar por los que más se parecen a aquellos que le gustan e ir realizando aproximaciones sucesivas.De este modo, “tal vez al principio la tarea consista sólo en oler, después en tocar un poquito, luego en probar el sabor, etc. Esto también se debe realizar así para introducir alimentos sólidos”, explica.

Laura  Hijosa desaconseja forzar, castigar o regañar, ya que se trata de generar un ambiente positivo.También nos advierte que  todo este esfuerzo no garantiza la desapariciión del problema. El  autismo no se cura pero «sí se puede mejorar la situación hasta el punto de lograr normalizar las comidas», asegura nuestra experta. 

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