Artículo escrito por Mª Dolores Enrique, Presidenta de la Federación Autismo Madrid
Tal día como hoy, un 16 de mayo de hace 36 años, tuve un accidente de bicicleta que me provocó una lesión medular de pronóstico muy grave.

Mi habitación, la nº 215, en el Centro de Rehabilitación de Benicasim (año 1978). En la foto con mi novio (en la actualidad mi marido). Era una habitación individual, con cuarto de baño, TV y terraza de ocho metros cuadrados.

Después de una operación de espalda, lo habitual en aquella época, a mediados de los años setenta,  era ingresar a los pacientes en Centros de Rehabilitación. En el Centro Termal de Benicasim pasé tres años de mi juventud, de los 16 a los 19 años.
El Concierto con la Seguridad Social nos permitió a numerosos pacientes el poder seguir tratamientos de rehabilitación en uno de los lugares más bonitos y mejor equipados de toda Europa .

Verano del 76: en aquella época, una operación de espalda provocaba más de 6 meses de encamamiento. Lo cierto es que no lo pase tan mal, pues tenía 16 años, a mi novio y mi familia cerca. Eso si, ¡hacía un calor insoportable, de hasta cuarenta grados!

Diariamente se atendía a más de mil personas, tanto a pacientes internos -como era mi caso-, como pacientes externos. El termalismo de Benicasim se convirtió, en los años setenta, en todo un símbolo de modernidad e innovación, puntero tanto por sus equipamientos como por su personal altamente cualificado. A él acudían pacientes desde toda Europa, e incluso desde más allá, para su restablecimiento y rehabilitación.

En el Centro podíamos disfrutar de varias piscinas cubiertas de agua salada, piscinas al aire libre, bañeras de hidromasaje, una amplia zona de gimnasio, equipamientos de poleas, un área ajardinada e incluso una zona acondicionada con aparatos eléctricos donde me aplicaban descargas eléctricas (electroestimulación) en las piernas, que todavía recuerdo como una pesadilla, durante las sesiones cotidianas.

En varias ocasiones he podido escuchar cómo ciertas personas hablaban de estos Centros sin tener conocimiento de lo que fueron. Espero que, a través de estas líneas y de estas fotos, se devuelva su lugar en la Historia a estos Centros termales de Rehabilitación, tan importantes e indispensables para muchas personas.

Las fotos que se muestran a lo largo de este artículo van desde mayo de 1976 a diciembre de 1979, año en el que pude abandonar el Centro utilizando una muleta y aparatos en los pies.

Verano de 1977 en la terraza de mi habitación. Acababa de poder ponerme de pie después de un año intenso y difícil de rehabilitación 

Cartel de difusión europea,  anunciando el Centro de Termalismo en los años 70. Mi habitación, la nº 215, estaba justamente en el medio, en la segunda planta.

   Jardines del Centro de Rehabilitación del Termalismo de Benicasim el año 1977. 

 

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