Informa: Diario 20 minutos

En general yo soy de la idea de que las vías rápidas, los caminos fáciles, no existen. La constancia, el trabajo, la perseverancia, son las claves que nos ayudan a cumplir los objetivos que nos marcamos.

Si quieres adelgazar, lo mejor es cambiar tu estilo de vida para comer sano y hacer deporte. Es la mejor solución, la más duradera y recomendable. También es la más lenta y difícil. No existe la pastilla mágica que te haga parecer una estrella de cine sin esfuerzo.

El autismo no tiene cura. Los fármacos no curan el autismo, como mucho combaten algunos problemas asociados. Tampoco se opera ni se trata. No existe el tratamiento infalible. A los padres de niños con autismo los médicos nos dejan a nuestra suerte, probablemente muy a su pesar. Estamos en manos de los terapeutas, normalmente psicólogos, logopedas, estimuladores y educadores especiales. Pero todos ellos, si son buenos profesionales, no crearán en ti falsas expectativas. Si te dicen la verdad, te explicarán que empezarán a trabajar con él sin saber qué evolución tendrá. Y es cierto. El futuro se descubre andando. Pasito a pasito y sin desfallecer. Esto es como una maratón, y una maratón se termina más con la cabeza que con las piernas.

Pero asumirlo es complicado, verte huérfano, teniendo que buscarte la vida, con la oscuridad frente a tí es duro. Quieres creer, necesitas creer que existe ese tratamiento milagroso, esa cura que te devolverá a tu hijo libre de autismo. Eso que no existe.

¿Significa eso que hay que rendirse, que no hay que luchar y trabajar a diario por lograr que nuestros hijos saquen a flote su máximo potencial? Por supuesto que no. Pero no podemos dejarnos engañar. Hay que desconfiar de los que nos regalen los oídos, de los que prometan milagros, de los que se apoyen en casos aislados.

Lo que sí hay son niños que fueron erróneamente diagnosticados. Como no hay ninguna prueba médica que fehacientemente de como resultado “positivo en autismo” sino que es una interpretación de una serie de alteraciones en el desarrollo, hay niños que evolucionan bien y rápido hacia otros diagnósticos como TEL “trastornos específicos del lenguaje”, retrasos madurativos simples o hacia la normalidad.

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