DESPERTAR

Autor: Angel Bueres Rey

 

Abro los ojos. Aún noto el latir en mi cuello, la respiración agitada, algunas gotas de sudor discurren por mi cuerpo. Dejo correr el agua fría y me sumerjo en ella. Me digo a mí mismo: -”sólo ha sido otra pesadilla”.

Regreso a la habitación donde ella se encuentra. ¿Estoy demasiado lejos o tengo que acercarme más?. No quiero despertarla. Se ve hermosa cuando duerme. ¿Qué debo hacer en esta situación?.

Las tenues flechas de luz que pasan a través de la persiana, recorren la habitación intentando recuperar el territorio perdido en la noche anterior. Sigo los dibujos que hacen en la pared con el dedo y pienso: “todo ha ido bien”.

Su pelo, ondulado, discurre por la almohada como un río salvaje: me dispongo a navegar. Reproduzco las figuras de la pared con su pelo y rodeo la cama para verle la cara de nuevo.

Soy joven pero tengo muchas cicatrices. Cada día estoy más cansado de adaptarme, de no entender, del rechazo. Ella me mantiene en equilibrio. Con el paso de los años se afianza el conocimiento que tenemos por el otro, desde que mis reacciones resultaban incomprensibles para ella en ocasiones, hasta que me sugirió que podía tener un corazón azul. No pertenezco a la nobleza, no soy un príncipe o un rey; sólo pertenezco a un colectivo muy especial y lo llevo con orgullo.

Me acerco a la penumbra en la habitación donde muchos pensamientos negativos tienen su origen: ¿Puedo ser un lastre para ella?, ¿podré darle lo que necesita?, ¿cuán difícil puede llegar a ser la convivencia?. Tomo aliento y recapacito. Me acerco a la zona con más claridad donde tomo asiento y expiro suavemente. Observo los tatuajes tribales que, sobre mi cuerpo desnudo, producen los rayos de luz. La calidez que producen me invita a ser positivo.

Una respiración profunda y el sonido de las sábanas me alejan de los pensamientos.

– “Buenos días cariño, ¿cómo has dormido hoy?”.

 

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