Veintitrés peldaños

Autor : Andrés Ruiz Segarra

   En la mente de Ángel:

« La noche se extendía a lo largo del muelle como una sedosa tela interrumpida por el parpadeo de un farol, una luz moribunda que apenas iluminaba el paso. En el agua, flotando en el prieto mecer, un cadáver intermitente y silencioso. Apenas dos horas antes de aquel instante  un disparo atronador resonó en el embarcadero y un segundo rebotó en el suelo impactando en un farol. El último, que puso fin a los rugidos, fue seguido del desplome de un cuerpo pesado sobre el agua.

No… Pero no fue así realmente… Arturo no disparó tres veces, de haberlo hecho en las cercanías del puerto las viviendas habrían despertado bruscamente. Sin bostezos. Arrolladas por la sorpresa. Y las sirenas de la policía local habrían sembrado el aire nocturno. Quizá un silenciador y un disparo certero. …»

En el exterior, Junto al embarcadero. Donde el aire transita la noche insondable:

—Vamos Ángel…levántate no te quedes ahí. Ángel…tenemos que irnos…

—Te dije que no lo trajeras. De todas formas no dice una palabra.

—Sí que habla. Lo que pasa es que no lo hace con todo el mundo. ¡Ángel levántate que nos vamos…!

—Pero qué hace… Por qué arruga los papeles si no ha escrito nada…

—Ángel, escucha, es tarde, vámonos. Te estarán buscando…

—No te oye, no ves que está obsesionado con ese farol. Levántalo y nos vamos de una vez.

—No. No puedo forzarlo, se volvería muy agresivo, ya me pasó una vez.

—Y por qué sigues yendo con él, por qué lo llevas a todos sitios.

—Por qué es una persona y es mi amigo. Vete tú, yo esperaré a que se levante.

—Estás más loco que él. En fin, me voy. ¡Adiós Ángel, espero que no tengas a Arturo toda la noche en el muelle!

—Estás creando algo ¿verdad Ángel? Alguna historia, algo de esa luz. Cuando lo escribas me gustaría leerlo si te parece bien. También podemos hablar de ello de camino a casa, no ha sido buena idea traer a alguien ¿verdad? Pero ahora todo está tranquilo. En orden, como a ti te gusta verdad Ángel.

En la mente de Ángel, ajeno a la totalidad, donde las cosas se suceden en un orden especial:

«Utilizar metáforas…metáforas… trasladar el sentido de las voces a otro figurado, en virtud de una comparación tácita. Tácito…sobreentendido…virtual… que se supone…

No, no fue un silenciador. Ni siquiera hubo cadáver, Arturo se deshizo de aquel tipo apuntándole fríamente con un Smith & Wesson Modelo 10  del calibre 38 fabricado en Massachusetts. Un revolver que recuerda a un abogado panameño nacido el 16 de julio de 1948. Cantante. Músico. Político. Actor. No. No fue un silenciador. Ni hubo cadáver en el agua, pero sí ese farol intermitente despidiéndole en la noche con la amenaza de que Arturo vaciase el cargador de aquel revolver sobre su espalda.  Sí, eso fue lo que pasó. Eso sucedió aquella noche que se extendía en el muelle como una sedosa tela interrumpida por el parpadeo de un farol.

Comparación…comparar… elemento real con otro imaginario a través de un vínculo gramatical manifiesto…Personificación…atribuir cualidades humanas a animales, a formas…

Ni el propio Blades lo habría escrito así. Pedro navaja 636 palabras, 638 si sumas el título. Revólver Smith & Wesson con armazón fijo, tambor basculante y cartucho 38 especial. Diseño de 1899. Tengo que ir a casa.»

 

En el exterior, cerca de una casa, al pie de una escalera de piedra que atraviesa los jardines:

—Ángel, te dejo cerca del portal. Mañana no podré venir… Ángel…

—Adiós Arturo. Tienes los zapatos sucios.

—Adiós Ángel. Me alegro de que te gusten mis zapatos.

En la mente de Ángel:

«Al subir los veintitrés peldaños de la escalera el roce del arma le hizo pensar en que jamás había matado a nadie.»

En el exterior, después de que los nudillos de Ángel golpeasen veinte veces la puerta. Diez con la mano derecha y otros diez con la izquierda:

—Dios mío Ángel donde has estado. Mira la hora que es no puedes andar por ahí…no puedes… Nos has dado un susto de muerte. Ha sido ese Arturo que siempre anda contigo ¿verdad? Dónde estará ahora ese inconsciente ¿tienes hambre…? Quieres un poco de puré y unas salchichas. Dios mío sólo por ahí a estas horas. ¿Donde habéis estado? ¿En el muelle…?

En la mente de Ángel:

«A nadie. No había matado a nadie. Morirse de hambre, susto de muerte. La gente se muere de hambre. Tener un hambre que te mueres no es morirse… Salchichas está bien mamá. No hubo cadáver en el agua. Arturo guardó el revólver y cerró los ojos, en la cama del apartamento todo estuvo bien. Tranquilo. Ordenado. Pedro navaja… 636 palabras »

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