Papá es muy listo, sabe todas las cosas; papá se pone nervioso porque son las dos y media y no está la comida en la mesa, porque “a las dos y media se come en esta casa y en todas las casas decentes”. Dice muchas veces “en esta casa y en todas las casas decentes”.

Mamá también dice cosas muchas veces: “¡válgame Dios!”, “¡a dónde vamos a llegar!”, “esto es el acabose”, pero yo no sé lo que es el acabose porque cuando lo dice y miro, cada vez hay una cosa distinta. Mamá es muy ordenada, a mí me gusta, se enfada cuando cambiamos las cosas de sitio porque “esto tiene que estar aquí siempre”, “el teléfono inalámbrico es un invento del demonio, nunca está en su sitio”, pero yo creo que es un invento bueno, no entiendo el demonio.

Yo tengo dos hermanos, mi hermano mayor es Antonio. Antonio se queda a veces en su cuarto mirando quieto, callado, dando golpecitos con el lápiz en la mesa mucho rato. Mi hermana pequeña es Alicia; todos los días viene del cole preguntando qué hay de comida. A Alicia no le gusta la tía Eustaquia porque cuando viene la abraza mucho y le da besos pegados a la cara que suenan; cuando viene la tía Eustaquia se esconde porque es “agobiosa” aunque siempre trae chocolatinas que nos gustan mucho.

Y también vive con nosotros mi abuelo Buelo. Buelo se enfada porque “no me contáis nada”, “no me decís nunca lo que vamos a hacer”; lo que pasa es que se le olvida.

A papa le he puesto el pictograma de “ESPERAR” en su plato, para que no se ponga nervioso cuando no esté la comida.

A mí no me importa que papá y mamá repitan mucho las cosas porque me las sé y las entiendo, aunque no sé que es “decente” ni “válgame”.

Yo soy ordenado también; le he dejado a mamá los pictos de la ropa y las cosas para que todos pongan los calcetines en los calcetines, los zapatos en los zapatos, la pasta de dientes en la pasta de dientes y el teléfono inalámbrico en el teléfono inalámbrico.

Cuando Antonio da golpecitos con el lápiz en la mesa no sé si tengo que distraerle para que no se quede así mucho rato o dejarle porque está tranquilo; a mí no me importa que esté callado, porque no está triste.

A Alicia le he dejado mi panel con las comidas de toda la semana porque a mí me gusta ver por la mañana las fotos del primer plato, del segundo plato y del postre.

A Buelo hay que hacerle una agenda con flechitas y velcro porque así todo el rato puedes mirar lo que vas a hacer; a mí se me olvidan las cosas y la agenda me pone tranquilo.

A mí tampoco me gusta lo de la tía Eustaquia porque se pega mucho y huele a tía Eustaquia, sólo me gustan las chocolatinas que trae.

Mi familia es muy lista y sabe todas las cosas, casi, pero no han ido a mi colegio CEPRI y no han aprendido las cosas que sirven.

 

 

 

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