La práctica del ejercicio diario es beneficiosa para la salud a cualquier edad. Científicamente está demostrado que las diferentes actividades deportivas contribuyen a estimular la atención, la imitación, el seguimiento de órdenes y la socialización. Es decir, se propician nuevos aprendizajes en diferentes contextos, de manera individual o colectiva, y se aumenta la destreza de ciertas habilidades. Además, la actividad física (sin determinar su duración y frecuencia) mejora el estado global de nuestra salud generando bienestar físico y mental; durante y tras la práctica del mismo.
A pesar de los muchos beneficios que ofrece, las personas con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) presentan unos niveles muy elevados de sedentarismo, superiores a nivel comparativo con personas sin diagnóstico de TEA.
No obstante, muchos profesionales integran en su trabajo del día a día actividades físicas como soporte terapéutico, ya que, a parte de los beneficios que tiene en sí mismo para la salud también permite:
- Mejorar el grado de conciliación y prolongación del número de horas de sueño.
- Mejorar los niveles de ansiedad y reducir el estrés.
- Mejorar el estado de ánimo: liberando la dopamina y la serotonina, conocidas como las hormonas del placer y la felicidad, respectivamente.
- Mejorar la autoconfianza y autoestima.
- Propiciar situaciones de socialización, fomentar actividades entre iguales, etc.
- Contribuir a redirigir conductas.
- Ampliar la gama de intereses de la persona.
- Mejorar las habilidades motoras.
Diversos estudios de investigación y posteriores revisiones de los mismos, corroboran la actividad física como estrategia eficaz para lograr los objetivos marcados de desarrollo de habilidades individuales y sociales en personas con TEA.
Pero no debemos olvidar, que cada persona (con o sin diagnóstico) es diferente y, por tanto, tendrá unos gustos e intereses distintos. Así que, no hay actividades físico/deportivas enfocadas a personas con TEA, sino que, la elección de la actividad física que se vaya a realizar tiene que ser elegida por la propia persona que lo vaya practicar, en función de sus preferencias y motivaciones.