Fuente: ABC.es

La observación y análisis de la conducta de los niños mediante entrevistas estructuradas a los padres es la base de una nueva herramienta diagnóstica de autismo sobre la que se han formado en Burgos 25 especialistas de España y Venezuela. El curso, realizado en el Centro de Referencia Estatal de Enfermedades Raras, fue organizado por la Federación de Autismo de Castilla y León. Su gerente, Nathalie Esteban, destaca la importancia de que los profesionales de los servicios que trabajan con niños mejoren su conocimiento para superar los índices de demora diagnóstica que existen en la actualidad y provocan que las familias tengan que peregrinar de un lugar a otro hasta conseguir el tratamiento adecuado para su hijo.

Este curso realizado en Burgos, y del que se prepara ya una próxima edición, es de las pocas convocatorias de este tipo que se realizan en España. El curso lo imparte Amaia Hervás, psiquiatra infanto-juvenil y Jefa de la Unidad de Salud Mental Infanto-juvenil del Hospital Universitario Mutua de Terrassa, quien es la única formadora acreditada en esta herramienta diagnóstica para España, Portugal e Italia. El curso está dirigido a todos los profesionales del ámbito sanitario relacionados con TEA, así como a psicólogos, pedagogos y psicopedagogos de servicios de atención directa, de equipos de atención temprana y de equipos de orientación educativa y psicopedagógica.

-¿Hasta qué punto es necesaria la formación en este campo?

-Como Federación regional entendemos que la atención temprana del autismo es fundamental y para eso es preciso que la detección sea muy precoz para conseguir un diagnóstico certero lo antes posible.

-¿En qué momento se puede detectar el autismo?

-Según el último estudio realizado en 2004 por el Instituto Carlos III con más de 600 familias, realmente existía una gran demora diagnóstica. Entonces se podía detectar a partir de los 18 meses, pero se detectó que los padres no acudían hasta los 22 ó 24 meses del niño, pero incluso hasta una media de los 4 años de edad no se conseguía un diagnóstico del autismo. Y ese es un tiempo vital y de peregrinación de las familias.

-¿Esos datos han mejorado?

-No hay nuevos estudios. Somos conscientes de que esto va cambiando, se ha desarrollado una enorme labor de investigación y hay grandes esfuerzos en los servicios sanitarios pero es complicado porque no existen marcadores biológicos y al diagnóstico del autismo solo se puede llegar por la observación. Por eso es tan importante que los profesionales conozcan las herramientas diagnósticas adecuadas como el Autism Diagnostic Interview-Reviewed (ADI-R).

-¿Qué aporta el ADI-R al diagnóstico del autismo?

-Esta herramienta diagnóstica pasa una serie de cuestiones e items a los padres a los que se hace unas entrevistas semiestructuradas, cuyo objetivo es obtener descripciones detalladas de aquellos comportamientos del niño que son necesarios para un diagnóstico de TEA (trastornos del espectro autista). De este modo se comprueba, a través de las respuestas de los padres, si el comportamiento del hijo es sospechoso de autismo.

-¿Qué comportamientos hacen saltar las alarmas de un posible caso de autismo?

-A los 12 meses pueden encontrarse ya algunas señales de alerta.

-¿Cómo puede un padre discernir si puede ser autismo?

-Hay que fijarse en cosas muy sencillas, como que el niño no indica con el dedo las cosas que le gustan o a las que se refiere, que no gira la cabeza cuando se le está llamando o se ensimisma y observa con detenimiento el movimiento de algunos objetos. Esto necesariamente no tiene que suponer un caso de autismo pero debe hacer sospechar a los padres y acudir al servicio de pediatría. Ahí es donde los profesionales tienen que estar formados con estas herramientas diagnósticas para detectar el problema y derivar a los servicios correspondientes.

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