Una preciosa reflexión de una madre sobre la vida y el futuro de su peque, que tiene autismo pero es ante todo una niña. Carola Méndez participa, de nuevo, en el certamen con este bonito relato ilustrado con una de las creaciones de su peque. Esperamos que os guste.

Nuestra pequeña crece, crece feliz. Contagiando su alegría, compartiendo su entusiasmo por las cosas cotidianas, nada me trae más al presente, nada me trae más a este mundo que ella. Me enseña a disfrutar del momento actual, capacidad que desde pequeña fui perdiendo progresivamente.

Con ella he recordado cómo se disfruta del vuelo de una mariposa…es tan bonito verla perseguir su vuelo, sonreír y reír, compartir con ella la delicadeza del momento, sutil vuelo…

A veces miro atrás y recuerdo cuando no me miraba, cuando tenía la mirada puesta en el infinito…cuando no sonreía…miro atrás y disfruto tanto del momento presente: el otro día iba con su papi a la piscina, yo no podía ir, me despedí diciéndole que lo pasara ¡muy bien! Ella cuando me despedí , se acercó, me abrazó por la cintura y mirando hacia arriba me lo dijo todo…jamás pensé antes de tenerla a ella lo que puede trasmitir la comunicación sin palabras… su mirada, su sonrisa, su abrazo ¡y lo que disfruta con la interacción de cariño!

A veces no puedo evitar imaginar el futuro…hay algo que me hizo pensar de nuevo en su vida adulta…una canción que puso el otro día; ella busca canciones y las pone en su pantallita del ordenador. La canción decía que había crecido muy feliz recibiendo mucho cariño, decía que le daba seguridad el cariño recibido de pequeñita ahora que es mayor… era una canción preciosa…ella no habla aún, tiene siete años, siempre en todo lo que tocaría hacer y no hace digo aún, nunca se sabe…pero si nunca llega a hablar, tiene su voz, nosotros sabemos escucharla…todo su entorno, familia, sus profesores, amigos, terapeutas.

¿Me pregunto si siempre será escuchada?

Vuelve de la piscina, feliz, me abraza, mojada, despeinada ¡se lo ha pasado fenomenal! Me lo cuenta trasmitiendo con su preciosa CAPACIDAD DE FELICIDAD, vuelvo a sentir paz.

Nuestra hija tiene autismo, aún no lo había contado, me doy cuenta…es algo muy bonito que me ha ocurrido, pues pensé…”estoy escribiendo un relato para un concurso que se llama “cuéntame el autismo” y se me olvida mencionar que tiene autismo”…a medida que pasa el tiempo siento que si bien es importante su diagnóstico para poder adecuar la vida a sus necesidades, precisamente pienso que lo difícil para ella no es que tenga autismo, lo difícil es tener autismo en esta sociedad que tantas veces no acepta las diferencias. Que tantas veces pone barreras al desarrollo de la felicidad y no se capacita de infraestructura a nivel humano, informativo y material para poder ofrecer a TODOS la posibilidad de SER en todo su esplendor dentro de sus circunstancias.

Ella es una niña, no es un autismo…parece obvia la frase pero no lo es tanto, cuando se siguen oyendo frases que la excluyen, es importante el lenguaje qué duda cabe, del lenguaje se pasa a la acción…a la exclusión…largo camino recorrido y largo por recorrer hacia la inclusión…

…El otro día soñé con su vida adulta, soñé que era feliz, soñé que iba a la piscina, soñé que seguía contagiando con su capacidad de felicidad, soñé que recordaba a los demás adultos lo bonito que es observar el vuelo de una mariposa, soñé que abrazaba y su abrazo era recibido, soñé que su entorno la escuchaba…

Desperté feliz, me despertó ella con un abrazo…feliz disfrutando el momento como ella me enseña…seguía aún casi dormida…hasta que la realidad me despertó del todo…queda mucho camino por hacer…con alegría, trabajo y esperanza…conseguir abrir corazones tapiados que tienen la posibilidad de abrir caminos para todos ellos, tantos corazones ya a flor de piel sensibilizados ¡QUE SE CONTAGIE LA SENSIBILIDAD, SOÑÉ DESPIERTA!


Carola Méndez García

VII Cuéntame el Autismo

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