» MI PEQUEÑO GRAN VELOCIRAPTOR»

Autora: Ana Carretero

 ¿ Sabíais que el Diplodocus fue el herbívoro más grande?
¿ Que el Parasaurodophus tenía una cresta enorme de dos metros?
¿ y que existieron dinosaurios con hasta 900 dientes?

Podría pasarme horas y horas hablando del Tyrannosaurus Rex, gracias a mi pequeño Gran Velociraptor, su fascinación hacia los dinosaurios y su gran capacidad para aprenderse todas sus características.

Al igual que el reptil prehistórico más veloz, tiene la necesidad de correr continuamente, entre dos puntos imaginarios, con la mirada perdida y siempre sonriendo, repite este movimiento sin poder parar.

Mirando el reloj impaciente y nervioso, autocontrolándose, espera a que suene el timbre del recreo para poder correr…el resto de niños no existen, el Velociraptor corre con esos ojos enormes, brillantes..y una carita de felicidad insuperable.

Él no entiende las bromas, ni frases con doble sentido, pero sabe si he cambiado algo de sitio, si me he comprado unos pendientes o si he cambiado un tono el color de mi pelo y no duda ni un segundo en gritarme en mitad de la calle lo guapísima que soy para él y lo que me quiere.

Le incomodan las fiestas, reuniones..o un viaje improvisado..y a menudo son motivo para coger una rabieta o enfado enorme.

Él, repite la palabra » JAMÁS» decir esta palabra le da seguridad, tranquilidad, le aleja de sus miedos.

No puedo describir la ADMIRACIÓN que siento hacia él al ver cada día que pasa el esfuerzo que hace por aparentar lo que llaman » ser normal» intentar no correr aunque su cuerpo se lo pida, intentar no decir esta genial palabra mágica….

Por intentar mirarme a los ojos.
Por responder a la primera cuando te llamo.
Por sufrir tanto al intentar jugar con los demás niños, aunque no entiendas que no les fascinen los dinosaurios tanto como a ti.

GRACIAS PEQUEÑO VELOCIRAPTOR, CAMPEÓN, por enseñarnos que existe lo bueno, lo sincero, lo simple, lo único e impredecible.

> Me encantaría encerrarme en una burbujita de cristal para que pudieras ser más feliz todavía, llenarla de dinosaurios que corran de un punto a otro y gritar la palabra » JAMÁS» contigo, pero prefiero enseñarte a afrontar esas situaciones que te incomodan para hacerte la vida un poquito más fácil.

Es injusto, pero es así.

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