LA IMPORTANCIA DE LA RELACIÓN Y EL APOYO CONDUCTUAL POSITIVO

 

Implicarnos en la relación con la persona con TEA y dedicar tiempo a conocerla, es fundamental a la hora de intervenir como profesionales y esto implica conocer su estilo de relación; como se comunica con los otros, cómo piensa y cómo se comporta, si la familia es fuente de apoyo, teniendo en cuenta que cada persona con TEA lo hará a su manera, de una manera única. Establecer una relación positiva puede parecer que es obvio y las personas con TEA deben de sentirse seguras con las personas con las que trabajan. Deben vernos como sus referentes, como personas que les ayudamos a solucionar problemas, como un apoyo.

Tener una actitud amable, respetuosa y una figura de referencia en quien confiar, ser quienes les vamos a apoyar en la toma de sus propias decisiones y ofrecerles contención emocional en todos aquellos sitios en los interactúen, es fundamental. A las personas con Tea, si hay afecto, se les hace más fácil acudir a esa persona como referente y además es mucho más claro para ellas anticipar a quien dirigirse en cada contexto. Esto les hace el entorno más controlable y seguro.

Para conseguir esta relación positiva, una de las herramientas que funciona es el apoyo conductual positivo, un enfoque que debemos tener muy en cuenta para reducir las dificultades derivadas del TEA y potenciar esos puntos fuertes. Cada persona con TEA es un mundo en sí misma, igual que el resto de las personas, pero es cierto que por las cualidades del espectro en sí, hay distintos puntos o áreas que debemos tener muy en cuenta y ser realistas para adaptarnos a las circunstancias de las personas con Tea y su entorno. Estableciendo un mapa de ruta a la hora de intervenir adaptándonos a ellas en actitud de escucha, hace que ese camino que vamos a recorrer juntas sea posible.

El apoyo conductual positivo se centra en focalizar nuestra atención en las conductas consideradas “desafiantes”, analizar el origen y el propósito de estas para tratar de reconducirlas y obtener un aprendizaje funcional. Dentro del mundo del TEA, hay que ser conscientes de que detrás de muchas de las conductas aparentemente “desafiantes”, se esconde un mundo de emociones, alteraciones sensoriales, ansiedad, estrés, forma de comunicar, …

Está herramienta puede parecer fría en primera instancia ya que se nutre del análisis funcional, basado en “antecedente – conducta problema – consecuente”, pero, es de gran ayuda en esos momentos en los que las propias emociones nos sobrepasan y dejamos de ver las cosas con claridad: “Es que mi hijo, en uno de sus arrebatos, me ha roto el jarrón de mi madre y estoy super enfadado/a”. En este ejemplo, se puede observar que el enfado, dolor o tristeza, nubla la visión de un padre o madre a la hora de entender los comportamientos de su hijo. Desde el apoyo conductual positivo, se busca analizar el origen de esta conducta para evitar futuros “jarrones rotos”.

El ser humano, independientemente de cualquier condición, es un ser relacional; lo que implica que necesita relacionarse con los demás. Sí, las personas con TEA también. Y relacionarse no siempre implica quedar a tomar unas cañas en el centro de Madrid y compartir mis problemas con mis amigos; relacionarse implica nutrirse y desarrollarse estableciendo vínculos con los demás. A través de la metáfora de los vasitos, se trata de representar el concepto “de cuantas más personas dependas, más independiente eres”. Que miedo nos da la palabra dependencia…

La metáfora de los vasitos de agua:

Las personas necesitamos agua para vivir, una cantidad X de agua. Ese agua podemos situarla en un vasito y llenarlo hasta arriba, o repartirla en varios vasitos; nuestra red de apoyo positivo puede estar formada por uno o varios vasitos de agua. En el caso de que sólo tengamos un vasito de agua ¿qué pasa si este vasito falla? ¿si este vasito se cae? En cambio, si tenemos una red de apoyo formada por varios vasitos ¿Qué pasa si el vasito que está más lleno cae? Tenemos más vasitos de los que beber. Debemos ser personas vasito y asegurarnos de no ser el único vasito.

¿Qué implica ser una persona vasito?

Implica, como ya se ha nombrado antes, respeto, amabilidad y comprensión. Implica dedicación, pero implica parar y cuidarse también (para eso hay más vasitos).

Desde la intención de suponer un apoyo para la persona con TEA debemos tener muy claro nuestros límites, pero también los suyos. Debemos tratar de no poner nuestros pensamientos y miedos en labios de las personas con TEA: “Es que cuando se pone agresivo/a no hay quien haga nada, es que se pone agresivo como una forma de conseguir lo que quiere”. ¿Qué hay detrás de esa reacción?, ¿Qué es eso que quiere conseguir?, ¿Por qué es algo negativo que te transmita esa demanda?,…

Por otro lado, las personas con TEA también pueden ser uno de nuestros vasitos, nos nutren de una forma diferente, especial, en ocasiones nos aportan beneficios únicos.

 

  • Laura Rodríguez Martínez. Psicóloga. Técnica del Servicio de Información y Asesoramiento de Autismo Madrid.
  • Vanesa Morales Diogo. Trabajadora Social. Técnica del Servicio de Información Asesoramiento de Autismo Madrid.

 

 

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