Era un alma desterrada, centro de todas las carcajadas. En pleno parque, al atardecer, jugaba, desde su traumática infancia. Niña de ojos de rata, piel negruzca y semblante de gimnasta. Entre sigilosas hierbas se divertía, volteando ágilmente su cuerpo para enseñarnos a todos sus proezas, de las que solo ella se sentía encantada. Viene en mis sueños con vestidos de azul luz y vuelo de salvaje gata, me cuenta que trabaja en un circo que en cada pueblo hace parada. Hoy actúa en Granada, mañana en Salamanca. No quiere pertenecer a nadie, ya que nunca tuvo ni patriarcado ni Patria. Desde pequeña se hizo rica en el mundo de lo invisible con su sublime picardía y una varita de hada. Entre risas de los otros, se inventa postres de la nada, utilizando solo sobria agua y, a cambio, sobrevive sobre techos de ignorancia. Me culpa en mis sueños por haberla abandonado, yo era su única casa. Ella era para mí la Libertad, y yo, para Estrella, su única morada. En la tempestuosa nocturnidad, Estrella viene a recordarme: «Rompe tus cadenas de sumisión y conviértelas en fina arena de playa». Estrella revoloteaba entre hierbas que parecían largas judías, tras las cuales se escondía su magia y sabiduría. Por este motivo le dedico esta receta. |
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Judías con sabor a mostaza
Ingredientes: |
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Instrucciones: Por una parte, ponemos a hervir el agua con los huevos y después cortamos la cebolla y el tomate en trocitos pequeños. Posteriormente, freímos el tomate y la cebolla con la mostaza delicatesen. Retiramos cuando estén al dente. Cuando los huevos estén hechos los pelamos y los colocamos en una fuente. Añadimos el bote de judías y después la fritura. Mover la mezcla y dejar enfriar 20 minutos. Leticia Herrero Más relatos de Leticia Herrero: |