Raquel Regalado es  periodista y madre de una niña con autismo llamada Isabela. Vive en Miami y, además de participar en diferentes programas de radio y televisión -en español-, escribe artículos como el que hoy nos gustaría compartir con todos vosotros.

Se trata de una conversación que Raquel mantiene con un niño mientras espera, en la playa, a que su hija, Isabela, termine su jornada en un campamento de surf para niños y niñas con autismo.

La conversación comienza asi:

-.“¿Esa es su hija?”, me preguntó una voz desconocida. “Sí”, respondí a mi pequeño interlocutor, que tendría unos trece años.

-.“¿Por qué todos esos niños tienen camisas azules?”, preguntó. “Es un campamento de surf para niños autistas y el azul es color del autismo”.

-.“¿Por qué el azul?” “Bueno”, le respondí, “el autismo afecta más a los niños que a las niñas. Por ejemplo, en el 2008 se determinó que 1 de 54 niños tiene autismo, y que un niño tiene cinco veces más probabilidades de ser autista que una niña. Por eso se escogió el azul”.

Después de unos minutos de silencio añadió: “Tu niña no luce autista, es muy linda”. “Muchas gracias, pero para que sepas, el autismo no tiene características físicas.  Los niños autistas lucen como cualquier niño, es una discapacidad neurológica que se ve en el comportamiento”.

-.“¿Tiene cura?”, preguntó. “Por ahora no, pero sí tiene mejoría con diferentes tipos de terapias”.

-.“¿Tu niña va a la escuela? ¿Irá a la universidad un día?” “Sí, va a la escuela. También hay programas para niños autistas en algunas universidades. 

-.“¿Es difícil ser mamá de una niña  con autismo?” “Es como todo en la vida, hay días que son difíciles y días que son un encanto. Era muy difícil al principio cuando yo no entendía el autismo pero juntas hemos aprendido mucho con la terapia del comportamiento y con actividades como este campamento”, le respondí.

-.“Mi mamá me llama, espero que encuentren una cura pronto, adiós”. “Yo también, adiós”.

En ese momento todos los niños salían del mar y se sentaron en la arena en una fila. Mientras observaba a Isabela, me acordaba de los momentos difíciles. De cuando salía corriendo y no hacía caso. De cuando lloraba sin razón y era imposible consolarla, sobre lo poco que se sabía en esos años y lo tanto que sabemos ahora.

EDUCAR PARA SUMAR

Desde luego nos gustaría dar las gracias a Raquel por este precioso fragmento. Ejemplos como éste demuestran que, hasta los más pequeños, pueden entender, a su manera,  que las personas con autismo también tienen capacidades.

Es cierto que se ha recorrido mucho camino y aún queda mucho más por recorrer. Tal vez uno de los grandes objetivos en ese camino sea lograr una verdadera educación inclusiva, donde los niños y niñas con autismo puedan compartir su tiempo con otros niños y niñas que no padezcan este trastorno. Y es que, tal vez,  una de las mejores maneras de promover las habilidades sociales en los niños y niñas con autismo, durante la educación Primaria,  sea  enseñar a sus compañeros cómo hacer amistad con una persona con trastornos del desarrollo.

Fuente: El Nuevo Herald

 

 
 
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