MATIAS

Autora: Flor de María Espinoza Guardia.

 

Tus ojos grandes y preciosos son lo primero que vi, dos grandes soles negros y a la vez inquietos alegrando mis mañanas.  Tu sonrisa y tus manos cuando te cambiaba el pañal fue la ocasión perfecta para poder acariciar tu cabello, tu nariz y como no, al final del día,  poder tenerte en mis brazos y no soltarte para nada. Aquellos días en casa… los mejores.

A muchos kilómetros de ti  mis padres y tu mamá me iban contando actitudes que manifestabas dentro de tu crecimiento y como no mi preocupación al saber tu diagnostico, no fue sorpresa, (intuía algo en mi) sino que me llevo a preguntarme  ¿Qué hago?, ¿Cómo te ayudo?, pero el estar lejos de ti día tras día y  tras un análisis personal tomé la decisión de estudiar y aprender más cosas sobre el autismo y otras discapacidades y en eso estoy tesoro, sigo, saber que el autismo no es una enfermedad, simplemente una forma de ser, una forma de descubrir que dentro tuyo hay enormes cualidades y capacidades  y que día a día y con el paso del tiempo iremos  trazando capítulos diarios de vida cariño.

Mi pequeño estoy aquí, están tus tíos, tus abuelos, tus primos, tus amigos, tus maestros, todos te amamos y tratamos de que día a día jamás estés solo. Cuando vuelvo a Lima  y te veo cada vez mayor mi corazón da giros, Dios no sabes cuánto, porque en mi hogar  en Madrid, todos los días pienso en ti.

No me puedes hablar, lo sé,  pero cuando estoy contigo tu mano coge la mía para jugar, o para llevarme hacia algún juguete tuyo o simplemente me quedo a observarte usando tu tableta, o el móvil, viéndote tocar la batería de juguete o ver que es lo que necesitas y descubrimos a la vez lo que más te gusta.

Creo que los milagros existen, pues este es el mejor milagro que Dios ha puesto en mi familia y ese eres tú mi precioso Matías.  Con  tus seis años ya cumplidos veo que estas logrando muchísimas cosas, solo que yo, tu tía esta tan  lejos de ti ahora mismo pero comparto y me alegro con tus grandes logros. Miro tus fotos preparando tus dulces,  trepando en los juegos, demostrando a todos que lo haces bien y que en tu interior nos dices “lo estoy haciendo” mírame mamá, mírame tata, mírame abuelos.

Lo que haces ahora es y lo que seguimos haciendo todos lo que te queremos es para tu bien, pero nos falta algo y es estar juntos, cerca tan cerca para poder brindarte lo que necesites.

Muchas  familias como la nuestra también sentirán este proceso al que yo le llamo pasión, porque el camino y el de todos los involucrados hacia ti MATIAS es lo más grande, y el amor es nuestra herramienta y el puzzle para poder armar tu senda hacia el logro en todo lo que haces.

 

Mi vida  Matías, nosotros tendremos paciencia, toda la infinita  para acompañarte en este gran camino.

A veces cuento  los días en mi silencio personal para poder estar a tu lado y brindarte todo mi amor pero sé que ese momento llegara, ¿cuándo? , tú no te preocupes, estoy y  estaré ahí, pero aunque estemos ahora mismo lejitos te puedo decir que tus avances son los míos y también de otros niños que como tu tienen autismo.

No quiero dejar de decirte  que te quiero con locura y te daré los mismos besos cuando te vea. Mi niño lindo tu sigue, y quiero que sepas que el escucharte por teléfono  decir hola tía…me vuelve loca de felicidad porque yo mi Matías lo grito a los cuatros vientos TE QUIERO.

 

Gracias por estar aquí, gracias Lourdes, gracias Dios.

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