Publicamos el segundo relato que hemos recibido para la IX edición de nuestro Certamen de relato corto «Cuéntame el Autismo»

 

«Aplausos, paseos cortos y te quiero…»

 

Soy Alicia:

Empiezo contando que jamás me acerco a la ventana.

¿Qué había de interesante en ella…?

¿Para qué sirve una ventana…?

De pronto un día dejé de ir al colegio, y no se podía ir a la calle, mi madre me hizo unos dibujos intentando que entienda esta nueva situación (la verdad dibuja fatal pero agradezco su entusiasmo).

Pasados unos días los paseos eran ir a tirar la basura, dar una vuelta la manzana y regresábamos a casa; como si estuviéramos cometiendo un delito,

No entendía nada… 

Al anochecer aplaudíamos en la ventana.

¿Por qué?

Si no hay tarta, no hay regalos, yo no había hecho nada espectacular para tanto aplauso, pero vi mucha gente haciendo lo mismo, vi un niño que me saludaba.

Sigo sin entender nada…

Cierta mañana de ese encierro algo paso, vi a mi madre llorar mientras hablaba por teléfono, esa es una alarma que me indica que algo no muy bueno pasaba; desde aquel día estaba en silencio y a la hora de los aplausos decía:
“Alicia es hora de aplaudir” yo salía, aplaudía aunque no soportaba el ruido entendí que era parte de está nueva rutina.

Mamá estaba callada, ya no dibujaba, ayudándose de su teléfono me enseño unos pictogramas :
MAMÁ ESTÁ ENFERMA

MAMÁ Y YO (ALICIA) ESTAMOS EN CASA

Aquella frase que un día escuché a Javier, CORONAVIRUS, ahora se escuchaba en mi casa al teléfono mi madre le contaba, a no se quien cómo se sentía,

No entendía nada…

Los días fueron más largos, mi madre se ponía una toalla en la cabeza, pensé que jugábamos y yo también busqué una, me la puse en mi cabeza.

Muchos días y noches lloré desconsoladamente, ella seguía callada, solo sabía acariciar mi cabeza y abrazarme.

Echo de menos que me retara hacer cosas imposibles, sus charlas con demasiadas palabras, echaba de menos sus enfados cuando cierro la puerta en sus narices y le grito “cállate”.

Pero un día tomé mis propias decisiones, dejé de correr de un lado para otro, me senté a su lado, me mudé a su cama y solo dormía si yo tomaba su mano, le dí besitos en la frente y ella sonreía si hacía la cama y recogía mi ropa, estaba contenta, subía las bolsas de la compra que dejaba mi padre en la puerta, sin que ella diga nada, entendí que la ventana era un sitio donde todos sonreían, me gustó salir cada día aplaudir.

Un buen día, dejamos de abrir latas y hacer bocadillos, cocinamos juntas , tocia mucho y descubrí que imitarla a torcer era nuestro juego preferido.

Volvieron sus dibujos raros que me explicaron que iríamos a pasear y me hizo una pregunta muy obvia:

¿QUIERES A MAMÁ?

Sin pensar un minuto respondí:

SI, CON TODO MI CORONAVIRÚS

Y con mascarilla guantes, un gel frío muy frío, empezamos nuestra nueva realidad juntas

POR ALICIA

 


 

Alicia de Paula

 


 

Si quieres participar en el Certamen puedes acceder a la información pinchando AQUÍ

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